No lo llames x, llámalo hogar
Así que allí estábamos, cinco amigos, un coche, una semana por delante y un fascinante país con infinidad de cosas que ofrecer. Nos recorrimos la costa este pasando por Boston, Harvard, Cataratas del Niágara y Ohio. Cada día nos levantamos sin saber ni dónde llegaríamos ni dónde dormiríamos. Cabe mencionar nuestra parada en Ohio, en el parque de atracciones de Cedar Point en el que yo descubrí la adicta a la adrenalina que hay en mí y llevaba 20 años deseando salir.
De ahí nos fuimos directos a Nueva York, dónde dejamos el coche y nos reunimos con algunas personas más de DelawereHouse. Allí pasamos una semana en un apartamento alquilado, viviendo como auténticos neoyorkinos; pidiendo comida china a las 3 de la mañana, haciendo la colada en una lavandería y tomando el Bruch en Central Park. No obstante no faltaron las típicas visitas (y comportamientos) turísticas de pura cepa. Pero entendernos, llevábamos tres meses de duro trabajo matándonos de sol a sol y nos merecíamos unas verdaderas vacaciones ¿no?
Al acabar la semana ya no había excusas que valieran, tocaba despedirse, volver a la rutina y despertar a la realidad. Al menos para los otros, porque a mí aun me quedaba una semanita con Karolina en la preciosa ciudad de Chicago. La ciudad del viento es una ciudad que enamora, simplemente te engancha y no te quieres ir. Es una versión menor de la gran manzana, pero no tan masificada ni centrada en los turistas. La mejor parte fue el alojamiento gratis en pleno Downtown, en un piso con cristaleras enormes y en una planta 34. Todo gracias a la página de la que os hable, Couchsurfing.
Entonces sí que se acabó lo que se daba y toco volver. Por muchas veces que viaje no dejo de odiar “los días de viaje”, no aguanto las esperas en los aviones, llevar mis maletas a todas partes y no poder dormir en 24 horas. Pero de este último no me puedo quejar, fue un todo un lujo; llegue con tiempo, pero no demasiado, me pase de peso de equipaje y nadie me dijo nada y ningún avión salió con retraso.
El broche de oro perfecto para esta experiencia en la que no sólo he hecho amistad, he creado una familia, un hogar. Cosas que espero que continúen el tiempo, de momento ya tengo varias casas en Praga y otras tantas en america. Además ya estamos organizando viaje a Londres y Budapest. Porque el programa Work and Travel no finaliza cuando vuelves, no finaliza nunca, no vuelves a ser la misma, ni deseas volver a serlo. Gracias